¡Me encontraste!
Me llamo Uri. Uri Stay Alive, es mi nombre artístico, también uno de mis álter ego.
Y esto es la Biblia (por la longitud del mensaje).
¿Quieres saber cómo nació Red Or Blue Experience? Es una larga historia, si no dispones del resto de tu vida, puedes volver a tu vida.
Sabia elección. Sobre mí puedo contarte muchas cosas. Puedo contarte como a lo largo de mi vida he sentido una inconmensurable necesidad de libertad, sensibilidad, autorrealización y de ayuda social.
He querido ser policía, bombero, guardia forestal… cualquier cosa que me hiciera sentir el salvador del mundo, probablemente a ti también te ha pasado.
Por alguna razón, nada de eso acababa de convencerme. En mi juventud, me convertí en un rebelde, contra mi familia, contra la sociedad, ¡contra todo! Me parecía que todo era una porquería. Y en parte, lo era.
No fué hasta que toque fondo en todos los sentidos, que no fuí consciente que mi familia no tenía la culpa, sino una sociedad que hacía que mis padres tuvieran que trabajar jornadas inhumanas para pagarme un colegio privado que me repetía constantemente -”No tienes remedio, no llegarás a ningún lado” (true) – y que tuvieran que dejarme con unas 10 niñeras que me soportaron una media de 3 semanas cada una para luego correr despavoridas. Entonces, comprendí que la sociedad sí que era un problema y que yo era parte de esa sociedad, por lo tanto era parte de un problema con la necesidad de resolver la otra parte del problema mucho más grande.
Comencé unos estudios sociales, descubrí que no me gustaba trabajar para nadie, trabajé duro en varios trabajos “fascinantes” para montar mi propio negocio, dejé mi trabajo, monté mi primer negocio de transportes y mudanzas para financiar mi segundo negocio, un Escape Room, escapé de la rutina, hice que más de 1500 grupos escaparan durante 1h de la atrapante rutina, hice algunos proyectos sociales independientes, hice algunas cosas bien, otras mal, aposté, creé, me caí, me levanté, me superé, me superaron, aprendí, conseguí ser más libre, aporté unos cuantos granitos de arena (migajas) y… colapsé.
Fuí al médico y les conté lo que me pasaba. En tan solo 15min me diagnosticaron como bipolar, me preguntaron si quería quedarme ingresado un par de días, yo todo ingenuo y con las ganas de que me ayudaran, dije que si. Pues, como si se tratara de una película de ciencia ficción me vi encerrado 2 semanas en un psiquiátrico donde no podía salir, si no hacía lo que ellos me pedían (si, me engañaron). Me obligaron a tomar muchas pastillas y cuando por fin pude salir, me recetaron muchos medicamentos con prospectos donde ponía que provocaban ganas de suicidarte, pánico, insensibilidad emocional como efecto secundario y tenían razón. Creía que no iba a volver a sentir nada, ni siquiera las necesidades que me habían llenado de significado hasta el momento. El tratamiento no funcionaba, todo lo contrario. Se equivocaron de diagnóstico, se negaban a pesar de que yo insistía en ello, a hacerme un segundo diagnóstico con otro de sus psiquiatras. Aún así me lavaron tanto el cerebro que decidí confiar en ellos, ¡era lo que me decían!. Mi psiquiatra me repetía muchas veces que estaba convencida al 100% de que era bipolar y que por eso era una tontería hacer un segundo diagnóstico (como si no quisiera reconocer su error), yo acabe investigando sobre ello y descubrí que su afirmación era una verdadera locura contra su propia profesión, cualquier psiquiatra profesional JAMÁS diría algo así pues todos (los buenos) coinciden en que en psiquiatría no se puede etiquetar al 100% a ningún paciente.
Al año y 5 meses, desesperadamente casi al borde de la muerte, acudí a 3 especialistas privados y confirmé mis sospechas. Todos ellos coincidieron en que no era bipolar, tenía depresión.
En realidad cuando acudí al médico, solo tenía ansiedad, fue el mismo sistema sanitario público que me provocó una fuerte depresión (creedme, casi muero en el trayecto).
Por suerte con el psiquiatra con el que finalmente me quedé, el mejor (en estos casos no hay que reparar en dinero), horrorizado por lo que me habían hecho, me cambió el diagnóstico a depresión clínica y comenzó a ayudarme con el tratamiento adecuado. Pero claro, el daño ya estaba hecho.
Aún así, en 3 meses gracias a él, a todo lo que cuento en mi libro “SE PUEDE” y a todo lo que os voy a contar a continuación, curé al 100% mi depresión.
¿Quieres saber qué me devolvió realmente a la vida?
Wait a minute.
Sin duda alguna, el impulsor del estudio psicológico del significado de la vida fue el psiquiatra austriaco Viktor Frankl. Desde 1942 hasta 1945, año en que fue liberado por el ejército norteamericano, pasó por distintos campos de concentración nazis, en los que murieron sus padres, su hermano, su cuñada y su esposa, con la que se había casado unos meses antes de ser llevado prisionero. Tras su liberación, regresó a Viena y escribió “El hombre en busca de Significado”, donde describe la vida de los prisioneros de los campos de concentración desde la perspectiva de un observador de la naturaleza humana. Afirma que incluso en las condiciones de sufrimiento y deshumanización más extremas, es posible encontrar una razón para vivir, un significado.
Así me sentía un poco yo, sufriendo en silencio en una sociedad deshumanizante, preso aún, de un sistema de normas y protocolos extraños, anticuados y represores.
Entonces un día cualquiera de esos meses en los que estuve en depresión, en mis pensamientos y enfado, encontré un nuevo significado, muy elevado. Encontré una pastilla roja (haciendo referencia a la película “Matrix”) y me la tomé, fué increíble.
Encontrar mi propio Significado ha sido lo que me ha hecho vivir la vida realmente. ¿Por qué, de qué sirve curar una depresión o enfermedad, si no vives tu propia vida invirtiendo tu tiempo en algo que realmente te llene de sentido?.
La vida no es solo trabajar, hay que dejarle un buen capítulo, para la locura que tenga cada uno. Porque una cosa que haces por obligación, no eres libre. Eres libre cuando gastas tiempo de tu vida en cosas que a ti te motivan, que te llenan.
Así que, empecé a estudiar de forma autodidacta sin descanso para desarrollar mi nuevo proyecto, con una motivación y hambre de realización monstruosas. Las necesidades que os he contado al principio aumentaron más allá de lo inconmensurable.
Me fijé en el movimiento del potencial humano. En la noética y sus muchos métodos de conocimiento, como la intuición, el sentimiento, la razón y los sentidos. No sé si yo encontré a la teoría del arte o ella a mí, pero “El taller” del pintor de Gustave Courbet me gustó. Estudié psicoterapia existencial. Psicología transpersonal. Psicología positiva. Psicología humanista, a Viktor Frankl, a Abraham Maslow y su teoría sobre la autorrealización, las metanecesidades y las experiencias cumbre.
Aprendí que dentro de las definiciones del “estado alterado de conciencia” se encuentra el apartado “manipulación” y que un concepto relacionado es “lavado de cerebros”. Me metí de lleno en la educación alternativa y todas sus escuelas como el Método Waldorf, el Montessori o la Escuela Viva.
Extraje lo mejor de todo, lo uní y añadí a unas cuantas recetas explosivas. Me sentía como Bruce Lee cuando por una lesión quedó tendido en una cama 6 meses, tiempo que utilizó en estudiar filosofía y todas las artes marciales del mundo para extraer las técnicas más efectivas de cada una y juntarlas, naciendo así el Jeet Kune Do. Cada final de día, el plan de empresa tenía 10 o 15 páginas más, cada vez sentía más que debía compartir esto con el mundo de una forma novedosa. Aunque era consciente de que a muchas personas les produciría diferentes respuestas negativas, me daba igual, ya no quería ser el salvador del mundo, (si quería) quería ayudar realistamente a la autorrealización de personas inmersas en una realidad que no les hace felices, con un “medicamento” muy potente, que no te intenta hacer ver el mundo como algo idílico, donde la felicidad es alcanzar el éxito que un tipo gordo y falso con pretensiones vende en su libro.
Renové mi visión sobre los negocios, había conseguido ser un poco más libre con los trabajos anteriores, pero aún podía autorrealizarme mucho más, ayudar a liberar a personas creando y vendiendo las pastillas que me habían devuelto la sonrisa y enseñado otra realidad llena de esperanza. Unifiqué todo, mis antiguos y nuevos estudios, conocimientos empresariales, necesidades evolucionadas y lo metí dentro de una cápsula pequeñita (en comparación a ese gordo), roja, simbólica y llena de significado. Para que quien la tome, viva una experiencia que lo cambie para siempre. Por cada pastilla que venda me sentiré profundamente autorrealizado. De hecho, ya me siento así. Ojalá pudiera ofrecer este servicio gratis, enserio, pero poder ofrecer una píldora gratis (si la estás buscando vas por buen camino), ya me hace sentir vivo.
¿Qué hago ahora?
Tengo un Escape Room donde aporto valor añadido al Ocio. Puedes verlo aquí: www.escaperoomactivity.com
Y si eres de Terrassa o de las cercanías a Barcelona, puedes pasarte.
¡Lo recuperé de forma mágica hace un tiempo!. Fue duro tenerlo que traspasar en pandemia por cuatro duros, pero como ves… una vez más te demuestro que SE PUEDE.
Haber recuperado mi propio emprendimiento social, me llena más allá de la autorrealización.
Hago labores de activismo social en redes sociales, divulgando, al fin y al cabo, cosas que encontrarás aquí.
Y como ves, también diseño experiencias de realidad alternativa: experiencias que están diseñadas para mejorar la vida real o resolver problemas reales.
Algunas de mis experiencias desafían a los experimentadores a abordar problemas del mundo real a escala planetaria: injusticia, hambre, pobreza, cambio climático o paz global, por ejemplo. Otras están simplemente diseñadas para hacer que los experimentadores sean más felices en su vida cotidiana, por ejemplo, buscando alternativas, caminos ocultos en una vida que no les llena, o sacando facultades heroicas y de autorrealización.
Las mayores influencias en el diseño de mis experiencias son las que he comentado más arriba. Las preguntas clave que siempre me hago al hacer una experiencia: ¿Cómo puede esta experiencia generar impactos reales y positivos? En otras palabras, ¿cómo puede esta experiencia ayudar a las personas a cultivar:
- la gama completa de emociones positivas, compromiso y autorrealización,
- conexiones y relaciones sociales más fuertes,
- más resiliencia ante los desafíos y obstáculos,
- logros más ambiciosos y sorprendentes
- y servicio a algo más grande que nosotros mismos?
¿Qué soy ahora?
Soy emprendedor y activista social, diseñador de píldoras prácticas de autorrealización y Significado, integrador social, promotor de la autonomía personal y aún un poco rebelde.
Estas son las definiciones de la Comunidad Autónoma, para los tres últimos títulos:
1: El integrador social es un profesional capacitado para intervenir integrado en un equipo y para desarrollar acciones dirigidas a prevenir y mejorar situaciones de exclusión social a través de estrategias socioeducativas.
2: Los servicios de promoción de la autonomía personal tienen por finalidad desarrollar y mantener la capacidad personal de controlar, afrontar y tomar decisiones acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias y facilitar la ejecución de las actividades básicas de la vida diaria.
3: Rebelde:
- Que se rebela contra el poder o la autoridad.
“el ejército rebelde se alzó con el mando” - Adjetivo
[persona, animal] Que es difícil de educar, dirigir o controlar porque no obedece a lo que se le manda.
“un niño rebelde”
Estas son las definiciones de mi Cerebro Autónomo, para los tres últimos títulos, con la rebeldía integrada:
1: El integrador social es un profesional capacitado para intervenir integrado en un equipo y para desarrollar acciones dirigidas a prevenir y mejorar situaciones de exclusión social, como por ejemplo sistemas educativos obsoletos (incluído mi título), trabajos de mierda, jefes miserables, criaturas y adultos domesticados y en general a toda una sociedad doblegada por el poder sin el sentido de la autorrealización ni las metanecesidades cubiertas descritas por Maslow, a través de estrategias socioeducativas. (:
2: Los servicios de promoción de la autonomía personal tienen por finalidad desarrollar y mantener la capacidad personal de controlar, afrontar y tomar decisiones acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias y facilitar la ejecución de las actividades básicas (todo iba bien hasta aquí) y avanzadas de la vida diaria. Como por ejemplo encontrar un trabajo, por supuesto, un trabajo que no sea de mierda y establecer un plan para la jubilación que no sea para ovejas guiadas por un caniche.
3: Rebelde:
- Que se rebela contra la corrupción o la represión.
“el humano rebelde se liberó del control y se autorrealizó“ - Adjetivo
[persona, animal] Que es difícil de manipular, dirigir o controlar porque no obedece a lo que se le impone.
“un valiente niño rebelde”
¿Qué?. Ya dije que era un poco rebelde, ¿tú no?. En fin, después de esto comprenderéis por qué decidí emprender. ¿Qué cuerpo de policía o que ayuntamiento me iba a contratar?.
“-No soy extraño, raro, distinto, ni loco, mi realidad simplemente es diferente a la tuya. -Gato de Cheshire/Sonriente.”
No es que sea anarquista ni un pro antipsiquiatría tampoco, creo que las normas deben de existir y la medicina bien administrada es necesaria. Pero también creo que debería ser una norma, no, una necesidad, un integrador social con un título de Cerebro Autónomo en cada gobierno.
Gracias por llegar hasta aquí, sé que ha sido un esfuerzo, a mi me ha costado muchas cicatrices que por cierto me encantan.
¿Y tú, qué vas a hacer después de leer esto?
Nos vemos en algún punto del “Agujero de Conejo”.
S.T.